Bruselas, 13 de mayo de 2020
En los 70 años que han seguido a la Declaración Schuman, las crisis y los desafíos no han sido un fenómeno extraño en Europa.
En muchos aspectos, el lema de Europa siempre ha sido no solo «unidos en la diversidad», sino también «Unidos en la adversidad».
Y ahora,en esta época de adversidad, y en respuesta a esta crisis, Europa, más que nunca, necesita unidad, determinación y ambición.
Con este espíritu, la Comisión está trabajando en un ambicioso plan de recuperación para Europa como ustedes piden en la Resolución de hoy.
Señorías,
Todos sabemos por qué es necesario actuar.Y en las últimas semanas,
a menudo me han oído hablar de lo que Europa debe hacer. Hoy, quiero hablarles de cómo debemos hacerlo.
Quiero presentarles la arquitectura y las características principales
del ambicioso plan de recuperación para Europa en el que estamos trabajando.
Pero, para ello, en primer lugar, tenemos que comprender la anatomía de esta crisis muy particular.
Hemos tenido recesiones económicas antes de ahora,pero nunca hemos tenido un parón económico como el que hemos experimentado en los últimos tres meses.
Nuestras economías han quedado en suspenso.
Las cadenas de suministro se han visto perturbadas y la demanda se ha hundido.
Y la verdad es que no vamos a volver a reanudar pronto nuestra actividad económica.
Nuestras economías y nuestras sociedades se abrirán de forma lenta, prudente y progresiva.
Mientras que las escuelas permanecen cerradas, la mayoría de los padres tendrán que continuar trabajando desde casa.
Y al mismo tiempo que se mantienen, con razón, las medidas de distanciamiento social, las empresas tendrán que replantearse su lugar de trabajo y su modo de trabajar.
En otras palabras: Vamos a recuperarnos, pero nos llevará tiempo.
Punto segundo:
El virus es el mismo en todos los Estados miembros, pero la capacidad de reaccionar y absorber el impacto es muy diferente.
Por ejemplo, los países y regiones con economías que se basan en servicios de cara al público, como el turismo o la cultura, se han visto más afectados.
Tampoco debemos olvidar a aquellos que sufrieron los primeros ataques del virus, cuando este golpeó con mayor dureza.
Porque fue la dolorosa experiencia y la plena transparencia de Italia y España a la hora de enfrentase a la pandemia lo que ayudó a otros a defenderse del impacto.
Tercer punto:
Cada Estado miembro ha ayudado a los trabajadores y las empresas lo mejor que ha podido en gran parte, gracias a la rapidez y contundencia del Nivel Europeo:
Activamos la cláusula general de salvaguardia y hemos ofrecido una flexibilidad total en relación con los fondos de la UE y las normas sobre ayudas estatales.
Pero también es cierto que cada Estado ha tenido un margen presupuestario distinto. Por lo tanto, el uso de ayudas estatales es muy diferente.
Lo qué empezamos a observar ahora es una desigualdad en la igualdad de condiciones de nuestro mercado único.
Por consiguiente, en respuesta a esta desigualdad, tenemos que apoyar a aquellos que más lo necesitan, hemos de impulsar la inversión y la reforma, y hemos de fortalecer nuestras economías, centrándonos en nuestras prioridades comunes, como el Pacto Verde Europeo, la digitalización y la resiliencia.
Y, en la medida en que se trata de una recuperación europea centrada en las prioridades europeas, es esencial que el Parlamento Europeo desempeñe plenamente su papel.
Para mí, huelga decir que este Parlamento debe garantizar la rendición de cuentas democrática y pronunciarse sobre la totalidad del paquete de medidas de recuperación como lo hace con el presupuesto de la UE.
Y ese es hoy nuestro punto de partida.
Señorías,
Este paquete de medidas de recuperación consta de dos partes:
En primer lugar, contaremos con el presupuesto europeo (el MFP que ustedes conocen bien).
En segundo lugar, además del presupuesto, tendremos un instrumento de recuperación financiado con un margen más amplio.
Este margen fija el importe máximo de dinero que la Comisión podrá obtener, en forma de préstamos, en los mercados de capitales con la garantía de los Estados miembros.
Y, lo que es más importante, la totalidad de los fondos de recuperación se canalizará a través de programas de la UE.
Por ello,– permítanme que lo reitere – el Parlamento Europeo tendrá la misma oportunidad de pronunciarse sobre cómo se gasta el dinero destinado a la recuperación que la que tiene para pronunciarse sobre la forma en que se gasta el MFP.
En la actualidad, ¿adónde va este dinero?
El gasto se repartirá en tres pilares.
El primer pilar se centrará en ayudar a los Estados miembros a recuperarse,
reparar los daños sufridos y salir reforzados de la crisis.
La mayor parte de los fondos se gastarán en este primer pilar, sobre la base de una nueva herramienta de recuperación y resiliencia creado para financiar las inversiones y las reformas públicas esenciales en consonancia con nuestras prioridades europeas: la doble transición hacia una Europa climáticamente neutra, digitalizada y resiliente. Esto se hará en el marco del Semestre Europeo.
Estará a disposición de todos los Estados miembros, ya formen parte de la zona del euro o no y se centrará en aquellas partes de la Unión que se hayan visto más afectadas y en las que las necesidades relacionadas con la resiliencia sean mayores.
Dentro del primer pilar, la Comisión propone una asignación complementaria para la cohesión. Dicha asignación será superior al presupuesto normalmente dedicado a la cohesión en el marco financiero plurianual.
Este complemento se asignará en función de la gravedad del impacto económico y social de la crisis.
El segundo pilar tiene por objetivo reactivar la economía y ayudar a la inversión privada a retomar el impulso.
Ya antes de la crisis sabíamos que necesitamos también importantes inversiones privadas en sectores y tecnologías clave: desde la tecnología 5G a la inteligencia artificial, desde el hidrógeno limpio a las energías renovables marinas.
Esta crisis tan solo ha hecho que las necesidades de inversión sean aún mayores de lo que eran antes. Es por ello que reforzaremos InvestEU.
Crearemos también, por primera vez, un Instrumento de Inversión Estratégica que ayudará a invertir en las cadenas de valores claves cruciales para nuestra resiliencia futura y nuestra autonomía estratégica en, por ejemplo, el sector farmacéutico.
Europa debe estar en condiciones de producir medicamentos esenciales por sí misma.
Pero, para todo esto, necesitamos empresas saludables en las que invertir.
Por ello, propondremos un nuevo Instrumento de Solvencia. Esto ayudará a satisfacer las necesidades de recapitalización de las empresas saludables
que se encuentren en situación de riesgo
debido al confinamiento dondequiera que estén radicadas en Europa.
Finalmente, el tercer pilar está orientado a extraer las lecciones más inmediatas de la crisis. Durante los últimos meses hemos visto lo que es importante, lo que funciona bien y lo que requiere mejoras.
Reforzaremos aquellos programas que han demostrado su valor durante la crisis, como, por ejemplo, rescEU u Horizonte Europa. Crearemos un nuevo Programa de Salud específico.
Y nos aseguraremos de estar en condiciones de apoyar a nuestros socios mediante el refuerzo de nuestros instrumentos de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional, así como la ayuda preadhesión.
Señorías,
De forma muy resumida, el instrumento de recuperación como se explica a continuación. Se centrará allí donde se den las necesidades más agudas y donde exista el mayor potencial. El instrumento de recuperación está concebido para el corto plazo y se concentra en los primeros años de la recuperación.
Incluirá subvenciones e incluirá también la posibilidad de concentrar en las etapas iniciales parte de la inversión, incluso en este mismo año utilizando modelos financieros de eficacia probada basados en garantías nacionales.
El instrumento de recuperación complementará las tres importantes redes de seguridad acordadas por los líderes políticos en abril, el programa SURE, los medios financieros puestos a disposición por el Banco Europeo de Inversiones y el Mecanismo Europeo de Estabilidad.
Y, junto con nuestro próximo marco financiero plurianual, esta será la respuesta ambiciosa que Europa necesita.
Una respuesta que incluirá nuevos recursos propios que necesitamos en nuestro presupuesto tal como propuso la Comisión en 2018.
Una respuesta que refleja nuestros valores comunes con un mecanismo para proteger el Estado de Derecho. Una respuesta basada en la necesidad, pero diseñada para el futuro.
Ello reforzará la solidaridad entre países y personas, pero también entre generaciones.
Tarde o temprano, nuestros científicos e investigadores encontrarán una vacuna contra el coronavirus.
Pero contra el cambio climático no hay vacuna.
Por eso, Europa tiene que invertir ahora en un futuro limpio.
Nuestras inversiones en la reconstrucción tienen un precio: el crecimiento de la deuda.
Pero, si nos vemos obligados a incrementar la deuda, que tendrán que pagar nuestros hijos en el futuro, lo menos que podemos hacer es invertir con ese dinero en su futuro.
Actuar contra el cambio climático y reducir la presión sobre el clima, en lugar de empeorar la situación.
En este comienzo de la crisis, no podemos recaer en antiguas pautas de comportamiento, no podemos emprender la reconstrucción apostando por la economía del pasado.
Al contrario: debemos tener el valor de aprovechar esta ocasión para crear una economía moderna, limpia y saludable, que garantice a la siguiente generación las condiciones necesarias para la vida.
La Unión Europea no puede curar por sí sola todas las heridas causadas por la crisis. Pero tenemos que asumir nuestra parte de la responsabilidad
repartiendo hoy las cargas entre los Estados miembros y garantizar al mismo tiempo que este gran esfuerzo redunde también en beneficio de las generaciones más jóvenes.
Esta es hoy nuestra tarea, y estoy convencida de que una Europa unida estará a la altura de la tarea.
Larga vida a Europa