Respuesta de la Unión Europea al Coronavirus: ¿Que más se puede pedir?

José Luis González Prada
José Luis González Prada

Lo que hoy conocemos como Unión Europea nació a mitad del pasado siglo como una respuesta coordinada de varios países centroeuropeos frente a los efectos devastadores de las dos grandes Guerras Mundiales y, fundamentalmente, para evitar que se volvieran a reproducir conflictos bélicos entre los países europeos.

 

Desde entonces y hasta ahora, en un proceso evolutivo gradual al que se han ido incorporando nuevos miembros -e incluso acordando su salida alguno de ellos, como es el caso de Reino Unido- se podría decir que estamos ante un caso de éxito histórico en la integración de Estados, sin que pueda identificarse otra experiencia democrática y de solidaridad similar en el mundo. No sólo se ha conseguido la pretendida paz, sino que las cotas de libertad, seguridad y prosperidad alcanzadas resultan a todas luces extraordinarias.

 

En estos años juntos en los que España y Portugal desde 1986 han jugado un papel fundamental -no sólo interno en las propias Instituciones Europeas, sino también externo en lo que tiene que ver con las relaciones internacionales con África y América Latina-, lo que inicialmente fue una alianza entre países para preservar la paz y de contenido económico ha pasado a convertirse en una Organización Internacional en la que los países miembros han depositado su confianza y muchas de sus competencias primigenias. Entre otras, destacan materias como: la política económica y monetaria, el desarrollo equilibrado de sus territorios, la distribución equitativa de la riqueza, la regulación de la producción y comercialización de los mercados agrícolas, ganaderos, pesqueros y muchas otras como la política social o política exterior y de seguridad común.

 

Para todo ello, los países miembros se han dotado de una serie de instituciones que promueven la participación equitativa de los mismos en el proceso de toma de decisiones. De igual modo, se habilita a una de esas Instituciones, como es la Comisión Europea (formada por un representante de cada país), para velar de forma independiente por los intereses de la Unión más allá de los intereses particulares de los países. Esta Comisión Europea, que podríamos decir -con salvedades- es el "gobierno" de la Unión Europea, dispone de numerosas competencias que se han ido ampliando sucesivamente, pero que en ningún caso podrían asimilarse a las de cualquiera de los países que forman la Unión. Ni siquiera en países con administraciones centrales muy reducidas (como la española y su modelo de regionalización, con la atribución de competencias a las Comunidades Autónomas) sus gobiernos tienen competencias tan limitadas y herramientas a su disposición tan concretas, como ocurre con la Comisión Europea.

 

Frente a este modelo de la Comisión, la Unión Europea sigue reservando a los Estados los ámbitos de más alta decisión política a través de otras Instituciones como sería, entre otras, el Consejo Europeo. Este órgano está formado por los Primeros Ministros o Presidentes del Gobierno de los países y tiene la obligación de reunirse cuatro veces al año, sin perjuicio de la posibilidad o la necesidad de hacerlo cuando la situación lo requiera.

 

Sirva lo dicho hasta el momento para reseñar que, disponiendo la Unión Europea de una suerte de gobierno como es la Comisión Europea, la misma tiene limitadas y determinadas sus competencias por las decisiones políticas que adopten los veintisiete miembros que la componen a través de sus más altos representantes gubernamentales.

 

En nuestro país, una de las primeras decisiones derivadas de la declaración del estado de alarma fue la centralización de competencias por parte del Gobierno central con el objetivo de poder dar respuesta ágil y eficaz a la terrible crisis sanitaria y socioeconómica. En definitiva, el Gobierno de España, en el ejercicio de facultades constitucionales, pudo unificar la estrategia y la acción para dar respuesta a una situación de urgencia y necesidad. Pensemos qué había ocurrido si, para que el Gobierno de España tomara cualquier decisión, hubiera sido necesario el consenso de todas las Comunidades Autónomas.

  

Así las cosas, con el modelo de gobierno y administración que tiene la Unión Europea podemos preguntarnos qué actuaciones ha llevado a cabo la misma y así poder valorar la utilidad e idoneidad de la misma ante situaciones de crisis y necesidades urgentes de sus ciudadanos.

 

Pues bien, la Unión Europea ha diseñado e implementado una serie de medidas para poder dar una respuesta común en ámbitos como los siguientes: salud pública, viajes y transportes, investigación e innovación, en la lucha contra la desinformación, en el ámbito digital y en materia económica.

 

Así en materia de salud pública, se ha creado y puesto en marcha el Instrumento para la Prestación de Asistencia Urgente, dotado con 3.000 millones de euros de recursos de la propia Unión Europea y otra cantidad igual dotada por los Estados miembros. También se ha creado la Reserva común de Equipos Médicos, dentro del marco rescEU, dotándoles de medios humanos y materiales con los que atender las necesidades de cualquier país o región que los necesite. La disponibilidad de pruebas de detección de la enfermedad es uno de los objetivos básicos de estos instrumentos. Todas estas medidas están orientadas a garantizar una reserva de equipos médicos humanos y materiales como respiradores y mascarillas ante cualquier necesidad de los socios de la Unión basados en el principio comunitario de solidaridad.

 

La Unión Europea en este mismo ámbito de la salud pública ha elaborado directrices médicas en materia de garantía de suministro y disponibilidad de medicamentos, en la metodología de pruebas diagnósticas o en materia de aplicación de técnicas de rastreo compatibles con la protección de los derechos en materia de datos de carácter personal.

 

Otro nivel de actuaciones en la misma área de intervención, no menos importante es en lo relativo a la producción y abastecimiento de Equipos de Protección Individual a través de un sistema de control de existencias, de determinación de necesidades y medición de capacidad de producción, lo que incluye medidas de control de las autorizaciones de exportación para garantizar el abastecimiento interior. Igualmente se han establecido procedimientos para la adquisición conjunta de Equipos de Protección Individual.

 

En materia de fronteras y movilidad, la Unión Europea ha desplegado medidas para la gestión de las fronteras con las que evitar la propagación del virus garantizando los derechos y necesidades de sus ciudadanos, medidas para garantizar la circulación ágil y segura de trabajadores en sectores como el sanitario y alimentario. Se han adoptado medidas para atender la situación de sus ciudadanos como pasajeros de buques de crucero y tripulantes de buques de carga. Se ha habilitado el denominado carril verde europeo para facilitar el transporte por carretera ágil y coordinado de alimentos y otras mercancías de necesidad; en coordinación con el transporte aéreo a través de acuerdos con las compañías aéreas comerciales, y finamente se ha ocupado de garantizar la repatriación de más de 45.000 ciudadanos comunitarios para que pudieran regresar a sus estados de procedencia y poder residir en los mismos durante esta crisis.

 

En lo referente a la ayuda a la investigación, especialmente para desarrollar una vacuna, se ha lanzado una convocatoria de propuestas de emergencia sobre medicamentos innovadores dotada con 45 millones de euros, se han puesto a disposición de una empresa europea de vacunas altamente tecnológica para que puedan comenzarse inmediatamente y hasta junio ensayos clínicos sobre la vacuna y también se ha abierto una convocatoria del Consejo Europeo de Innovación dotado de 164 millones de euros para que las empresas europeas puedan proponer y desarrollar propuestas para la lucha contra la pandemia.

 

En cuanto a la lucha contra la desinformación, ha establecido una línea de comunicación permanente con los grandes gestores de plataformas sociales para promover contenidos fidedignos, llegándose a identificar más de tres cientos discursos de desinformación a través de la web www.EUvsDESINFO.eu

 

En política exterior y de seguridad común la UE y sus Estados miembros han activado el sistema de alerta rápida frente a amenazas con sus socios en el G-7 y la OTAN.

 

En lo relativo a las medidas económicas, ha movilizado todos los recursos disponibles hasta un total de 3,4 billones de euros de forma rápida, enérgica y coordinada tanto del presupuesto de la Unión Europea como del Banco Europeo de Inversiones orientados a dos grandes objetivos: salvar puestos de trabajo y apoyar a las empresas afectadas. Para proteger los puestos de trabajo ha creado el instrumento SURE que proporciona financiación a los Estados miembros por un máximo de 100.000 millones de euros. Para las pequeñas y medianas empresas propone invertir 20.000 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones, así como 1.000 millones de euros del Fondo Europeo de Inversiones dirigido a proporcionar liquidez a las empresas. También se ha creado la Iniciativa de Inversión en respuesta al Coronavirus con la que dotar de liquidez inmediata a los Estados miembros y, con ello, que los mismos puedan atender a las necesidades de los más desfavorecidos. Especialmente importante es también la orientación del Fondo de Solidaridad para prestar apoyo a los Estados miembros afectados por la crisis de salud pública, junto con otras medidas del Banco Central Europeo como el Programa de Compras de Emergencia.

 

Seguramente la utilidad e importancia de todas estas medidas resulta muy difícil de hacer llegar al ciudadano europeo para que el mismo llegue a comprender cómo la Unión Europea le protege. Al contrario, lejos de todas estas medidas, lo único que percibe son mensajes relativos a las diferencias de criterio entre países del norte y países del sur e incluso enfrentamientos dialécticos entre Presidentes de esos Gobiernos; o las diferentes posiciones sobre la procedencia o no de crear grandes instrumentos de financiación para la reconstrucción de la economía europea.

Lo cierto es que la Unión Europea se encuentra ante una nueva encrucijada, de esas en las que a lo largo de la historia ya se ha encontrado y de las que normalmente ha salido reforzada. Es el momento de una rápida y profunda reflexión sobre si sus países miembros quieren más o menos Europa.

 

Ante esta situación y la trascendencia de las decisiones a tomar, se reunió el Consejo Europeo por videoconferencia el pasado 23 de abril. En el mismo se adoptaron medidas en diferentes ámbitos tales como el establecimiento de criterios comunes para el levantamiento de las medidas de contención de la COVID-19; una hoja de ruta conjunta para la recuperación, a su vez estructurada en cuatro ámbitos clave: mercado único, los esfuerzos de inversión a gran escala, la acción global de la UE y la mejora de la gobernanza. Se subrayó la necesidad de reforzar la autonomía estratégica de la Unión y para producir bienes esenciales para Europa.  Se acordó la creación de un Fondo de recuperación vinculado al Marco Financiero Plurianual 2021-2027, encomendando a la Comisión un análisis de necesidades exactas y la presentación urgente de una propuesta. En materia de política económica se acordó la creación de sendas redes de seguridad para los trabajadores, las empresas y los Estados hasta un total de 540 millones de euros con el objetivo de que el paquete fuera operativo a 1 de junio de 2020.

 

Lo cierto es que en el momento presente la Unión Europea está a la espera de lograr el consenso suficiente entre sus Estados miembros, todavía no ha elaborado la hoja de ruta definitiva con la que poder mantener los puestos de trabajo de sus ciudadanos, así como mantener y reactivar su economía. Pero eso no puede ser interpretado como una inacción o falta de respuesta. La Comisión Europea y a la cabeza su presidenta Ursula von der Leyen ya ha propuesto que la misma sea la responsable del Fondo para la Reconstrucción de Europa, conseguir con recursos propios margen para poder emitir hasta 320.000 millones euros y que ese monto tenga un efecto multiplicador, con lo que se llegaría a la cifra deseada, incluso un poquito más, hasta 1,6 billones. La cantidad inicial se obtendría de aumentar el techo de gasto de recursos propios que, según el Marco Financiero Plurianual de la UE, su Presupuesto está capado en el 1,2% del PIB. La petición de Ursula von der Leyen es que para el periodo 2021-2027 se aumente hasta el 1,3%, y en los primeros ejercicios hasta el entorno del 1,9%.

 

Ciertamente todavía no sabemos cuál será el camino y las medidas que la Unión Europea tomará para la reconstrucción económica y social de sus países miembros, especialmente de los más afectados y entre ellos España; pero de lo que no cabe duda es sobre cuáles serán los principios y valores en que se basará con una referencia fundamental que no es otra que en el principio de solidaridad.

 

A estas alturas de evolución de la crisis del COVID-19 que probablemente no ha hecho más que comenzar -especialmente en lo referente a los devastadores efectos socioeconómicos-, considero que la Unión Europea ha demostrado la utilidad de sus principios y valores, así como la capacidad para dar respuesta a algunos de los problemas de sus ciudadanos. Cuando digo a “algunos” es porque estoy seguro que la Unión Europea ante crisis de la dimensión de la que nos ocupa podría disponer de herramientas más ágiles y efectivas para dar respuestas con recursos humanos y financieros más potentes. Pero, para que así sea, deben quererlo y dotarlo de medios sus Estados miembros.

 

El 9 de mayo es el día en que se celebra el día de Europa y los Centros de Información Europe Direct intentamos dar a conocer lo que ha significado y significa la Unión Europea con especial atención a los más jóvenes, saliendo a la calle y a través de la colaboración con los medios de comunicación. Este año, desde casa, intentaremos hacer llegar a la ciudadanía la importancia de decidir el tipo de Europa que queremos.

 

Para poder tomar esa decisión entiendo que es muy importante que las Instituciones Europeas sean capaces de mejorar sus habilidades de comunicación para que los ciudadanos comprendan lo importante que es la Unión Europea en sus vidas, así como las posibilidades de participación real en la toma de decisiones.

 

El presente y el futuro al que nos dirigimos, con una realidad cada vez más globalizada, requerirá de medidas de actuación conjunta más ágiles y efectivas para dar respuesta a nuevos desafíos. Esto en nuestros países sólo se podrá llevar a cabo a través de más integración, en definitiva, más Europa.

 

Por ello y para concluir, en relación a la cuestión sobre la "Respuesta de la Unión Europea al coronavirus: ¿qué más se puede pedir?" considero que es esencial que los ciudadanos conozcan qué se ha hecho hasta el momento y, fundamentalmente, qué le podemos pedir a nuestros más altos responsables políticos para que determinen el tipo de Unión Europea que queremos para el futuro.

 

Si ahora no decidimos actuar conjuntamente para avanzar y ampliar los recursos y competencias de la Unión Europea, no podremos en el futuro pedirle más ante nuevas amenazas o nuevos entornos geopolíticos en los que otros grandes países puedan actuar de forma más eficaz que lo que podamos hacerlo nosotros individualmente.

 

 

José Luis González Prada

Responsable del Centro Europe Direct Zamora

Secretario General de la Fundación Rei Afonso Henriques

 

 

 

 


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Comentarios: 1
  • #1

    Laura S.Z. (martes, 05 mayo 2020 12:01)

    Gracias por dar un poco de perspectiva en medio de este caos... al final todos sabemos que lo que llega a los medios de comunicación a nivel nacional llega como el famoso "teléfono escacharrao", en el que se va difuminando la información por el camino y es muy difícil tener una visión global y real de la actuación de la Unión Europea.